En un Foro de entusiasta de la Historia de la Segunda Guerra Mundial estaba esta simple anécdota sobre un autentico BUG, Insecto... Bicho de los Telegrafista
“Maier, un Telegrafista Singular”
“ Para escuchar bien había que estar completamente solo...
Ese fue el concepto utilizado en la ubicación de la Sala de Radiotelegrafía, que se encontraba en un sector bajo el casco. La insonorización debía ser total ya que los operadores necesitaban captar hasta las más débiles señales que delataran a una presa o a un adversario. Después de todo, el éxito o el fracaso en su misión de hostigamiento del tráfico mercante enemigo dependía de la agudeza y la precisión de sus "oídos" y de sus "ojos".
Dentro del marco estratégico en que operaba el Acorazado, no estaba permitida ninguna transmisión, salvo aquellas de vital importancia que además debían ser codificadas. Junto a los cinco hombres que atendían los transmisores, había tres operadores que se dedicaban a recibir y transmitir los mensajes cifrados a través de dos máquinas de codificar y decodificar Schlüssel M, o comúnmente llamada Enigma.
Dicho instrumento estaba basado en un mecanismo de máquina de escribir portátil de peso equivalente y en caja de madera al que se le había adaptado un sistema de circuitos eléctricos alimentados por baterías y tres rotores que interactuaban con los circuitos en la conversión de las letras que aparecían indicadas por pequeñas lámparas. Esta combinación permitía tipiar textos no cifrados y convertirlos en palabras incoherentes que en grupos de cuatro se escribían en un formulario de radiomensajes para luego codificarlos. La desventaja de este sistema era que no imprimía el mensaje y para una operación rápida necesitaba de un operador que leyera el texto entrante y oprimiera las teclas, otro que nombrara las letras que se iluminaban en voz alta y un tercero que anotara el mensaje una vez sobre el papel, se enviaba el contenido decodificado o no, dependiendo del grado de confidencialidad del mismo, al Comandante quien lo recibía en el puente a través de un sistema de correo neumático.
En un descanso durante la escucha de una transmisión que pusiera en evidencia la posición de algún Mercante Británico, el Cabo Telegrafista Willi Jakobs se quitó sus auriculares para disfrutar por unos segundos del silencio de aquel entorno hermético y secreto. Mientras anotaba en el cuaderno de guardia las novedades de su turno, creyó oír un zumbido que se acercaba y se alejaba. Pensó que era un reflejo auditivo, producto de su tensión y siguió con su rutina. Nuevamente apareció aquel sonido agudo y movedizo. Jakobs comenzó a girar su cabeza para descubrir su origen, sospechaba que alguno de los componentes de los Transmisores estaba a punto de entrar en cortocircuito. Su concentración desapareció cuando una pequeña sombra atravesó su campo visual. El desconcierto fue mayúsculo, pues en aquella habitación no había pieza por pequeña o liviana que fuera, capaz de flotar por el aire. Cuando volvió su mirada hacia el panel de control de su Transmisor notó algo pequeño y extraño sobre uno de los Diales, se acercó y aquel pequeño objeto voló. Jakobs siguió rápidamente su trayectoria hasta que se posó en la camisa (el objeto no Jakobs Emoticono smile Emoticono smile ) blanca de uno de sus compañeros, no podía creer lo que estaba viendo: una Mosca en el lugar más aislado y reservado de una nave en el medio del Océano Atlántico... Luego de reírse solo, fue advirtiendo a mis compañeros, uno a uno y mediante señas para que nos se distrajeran del todo de su tarea de escudriñar las Ondas Hertzianas sobre la presencia de un "nuevo telegrafista".
Fuera de servicio y mientras bebían cerveza de su "reflector" en la cantina, los operadores no hacían otra cosa que buscar las razones más lógicas para explicar la presencia de aquel insecto en la Sala de Radiotelegrafía. Al día siguiente, cuando retomaron a su turno observaron el vuelo de esta mosca que permanecía aún en el recinto y que definitivamente había nacido para las comunicaciones. Decidieron bautizarla MAIER y pactaron, si la mosca aceptaba, cuidarla y hacerle un espacio para que residiera en aquel salón. Los días pasaban y MAIER era el único Telegrafista no especializado que posaba sus extremidades sobre las teclas de las Enigma. Entre tanto silencio y concentración los desplazamientos aéreos de MAIER eran la representación de los vuelos de los aviones Stuka en la imaginación de los Telegrafistas. Semanas más tarde MAIER no ocupó su lugar, entre los compañeros de trabajo se instaló la depresión por la partida voluntaria de MAIER o por el descuido de alguno que dejara la puerta abierta.
Una madruga sonó la alarma de combate como venía aconteciendo en los últimos meses. El turno de guardia incomunicó puertas, estancos y selló la sala. Desde su interior se sentían vibraciones de la artillería propia y un tráfico inusual en las comunicaciones radiales. Sin duda se trataba de la intercepción del convoy mercante británico que salía del Rio de la Plata hacia el Atlántico, hasta que se asomó Jakobs por una escotilla auxiliar, todo tiznado por el humo de una explosión en el puente y gritando…Estamos combatiendo contra tres naves británicas..!!!!. "
Bueno… Emoticono smile Emoticono smile Emoticono smile este es el cuento del BUG de Gerardo Lange uno de los Telegrafistas del Graf Spee que vivió con nosotros en Argentina Santa Fe hasta su fallecimiento en Mayo del 2011 a la edad de 94 años.
73 José - LU1KAK
Fuente: José Ricardo Ahumada